Crear una identidad visual cálida, humana y coherente que represente con fidelidad la esencia de Rosa Martínez y su labor: acompañar emocionalmente a familias que viven la experiencia de la discapacidad intelectual. La marca debía transmitir cercanía, respeto y autenticidad, reflejando una historia de vida real convertida en propósito.
Partimos de una escucha profunda del relato de Rosa: su recorrido personal, sus valores y la forma en que acompaña. Identificamos la necesidad de una marca que no naciera del tecnicismo, sino de la empatía. Frente a un contexto lleno de mensajes fríos o institucionales, el reto era construir una identidad emocionalmente honesta, que hablara con sencillez y humanidad.
Nos propusimos construir una marca basada en la verdad vivida. Una identidad que no necesitara alzar la voz para hacerse notar, sino que conectara desde el gesto, el detalle, el silencio. La estrategia se apoyó en tres pilares: autenticidad, emoción y presencia. La marca debía acompañar, sin invadir; estar, sin forzar, solo acompañar.
El logotipo parte de la “R” de Rosa, en cuyo ojo se dibuja una abstracción simbólica: dos personas que se dan la mano. Este pequeño gesto representa la esencia del proyecto, la relación entre quien acompaña y quien es acompañado, y se convierte en símbolo visual del vínculo, la escucha y el apoyo mutuo. Una marca que no grita: abraza.
Desarrollamos una identidad limpia y serena. La paleta de color, compuesta por tonos como el Verde Salvia y el Marfil cálido, refuerza la calma y la empatía. La tipografía Montserrat, en sus pesos más suaves, aporta equilibrio entre claridad y elegancia. El sistema visual es flexible, permitiendo aplicaciones tanto completas como mínimas, con el símbolo funcionando como recurso gráfico independiente en contextos donde el logotipo completo no es necesario.
La marca de Rosa Martínez es más que una identidad visual: es una herramienta de conexión. Cada decisión de diseño refuerza su misión de acompañar con sensibilidad y presencia. El resultado es una marca coherente, delicada y profundamente humana, que transmite la historia de Rosa con honestidad y propósito.